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Ubicada a sola una hora en avión desde Lima, Pucallpa alberga gratos y armoniosos paisajes, dignos representantes de la Amazonía peruana.
La temperatura es muy alta durante casi todo el año, sin embargo, la lluvia se deja sentir muy fuerte por varios días consecutivos, haciendo que florezca el verdor característico de los alrededores de la ciudad. Se le conoce comúnmente como “tierra colorada” debido a la traducción del quechua de “Puka Allpa”, haciendo alusión al reflejo que producen los rayos del sol en la ciudad.
La temperatura es muy alta durante casi todo el año, sin embargo, la lluvia se deja sentir muy fuerte por varios días consecutivos, haciendo que florezca el verdor característico de los alrededores de la ciudad. Se le conoce comúnmente como “tierra colorada” debido a la traducción del quechua de “Puka Allpa”, haciendo alusión al reflejo que producen los rayos del sol en la ciudad.
El recorrido por la ciudad puede empezar por la laguna Yarinacocha. Cuenta la leyenda que esta se originó porque una sirena se enamoró de un amor imposible, al verse imposibilitada de concretar su felicidad, lloró tanto hasta formar el hermoso paisaje con sus lágrimas.
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Subirse a un ‘peque peque’ y navegar por las aguas selváticas son experiencias únicas donde podrá admirar la naturaleza en todo su esplendor y observar a los delfines rosados que revolotean felices por sus aguas.
Al cabo de una hora en estos botes típicos, se llega a la comunidad de Shipibos-Conibos, una comunidad indígena que todavía conserva sus ancestrales costumbres y viven de la naturaleza. Además, también producen artesanías y textiles para vender a los turistas, pero para lo que más acuden los visitantes extranjeros es para practicar el rito ceremonial del ayahuasca, una bebida que requiere de una preparación espiritual para explorar los propios miedos del ser humano. Este tipo de turismo místico se realiza aquí con gran frecuencia debido al gran prestigio de los chamanes de la zona.
Al regresar a la rivera de la laguna, se encuentra una gran cantidad de restaurantes con una gran vista panorámica, los cuales ofrecen los platos típicos de la región, acompañados de la cerveza local preferida. El plato que no puede dejar de probar, es la cecina con tacacho. La cecina es la carne de cerdo secada son sal, la encontrará en cualquier restaurante que sirva comida típica nacional. Su acompañante infaltable es el tacacho, que consiste en un puré de plátano verde.
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Asimismo, no debe dejar de probar la gran variedad de frutas que ofrece la ciudad: cocona, sapote, aguaje, carambola, camu camu, guanábana, entre otras. Todas son importantísimas por su alto contenido vitamínico y cítrico.
A casi tres horas en auto de la ciudad y pasando por la cordillera azul, se encuentran unas mágicas caídas de agua que conforman un complejo de cataratas inigualable. La primera en aparecer es el Velo de la novia, llamada así porque al caer el agua sobre una mujer, creará la ilusión de que esta tiene un velo que cae por su cabello. Unos metros más allá se encuentra El Boquerón del Diablo. La leyenda cuenta que Lucifer se puso celoso al ver la maravillosa creación de Dios en la selva y le reclamó que ahora nadie se acordaría de él. Dios, muy piadoso, decidió darle la forma de su cabeza a una gran piedra por donde discurre el agua.
Y si desea bañarse en medio de este conmovedor panorama, existe un restaurante turístico con vestidores y baños, para hacer más cómoda esta experiencia.
Pucallpa cuenta con hostales, y hoteles de todas las categorías, ideales para los turistas que desean conocer esta región. Asimismo, cuenta con variados restaurantes que ofrecen lo mejor de la carta regional. Por ello, no ha excusa para dejar de conocer este mítico y majestuoso destino.